En el Sevilla existe cierto optimismo, aunque también cautela, con la recuperación de Saúl Ñíguez, que se encuentra en la última fase de readaptación y ya en esta semana ha trabajado sobre el césped.
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El ilicitano tuvo una rotura en el bíceps femoral en el partido ante el Valladolid y las estimaciones hablaban de un periodo cercano a los tres meses de baja. Sin embargo, el jugador cedido por el Atlético de Madrid ha acelerado el proceso, trabajando en sesiones extra en el gimnasio y la evolución ha sido buena.
Este viernes en la última sesión antes del fin de semana libre otorgado por García Pimienta debido al parón liguero se pudo ver a Saúl en el gimnasio trabajando en la bicicleta estática y con buen humor.
Será esta semana cuando el centrocampista se pruebe para ver si puede llegar al partido ante el Rayo Vallecano. Si no, el Sevilla esperaría hasta el duelo ante Osasuna, ya en diciembre. Hay optimismo, pero también se quiere ir con cautela y sin precipitaciones para evitar una recaída.
Saúl debe ser un jugador importante y necesario en el Sevilla por su calidad, experiencia y su capacidad de liderazgo. Llegó para marcar las diferencias, pero entre sanciones (tenía una pendiente de la liga pasada y fue castigado con dos partidos por menospreciar al árbitro en Mallorca) y lesiones el sevillismo lo ha visto poco.
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