Si ya las cosas no venían bien con la salud mental en Venezuela después de la prolongada crisis económica, política y social más la pandemia por el COVID-19, los resultados de las cuestionadas elecciones presidenciales del pasado 28 de julio marcaron un antes y un después en las emociones de todos los venezolanos.
Rabia, tristeza, frustración, desesperanza y miedo son parte de esa montaña rusa de emociones que han experimentado los venezolanos dentro y fuera del país después del anuncio de Elvis Amoroso dando como ganador de las elecciones a Nicolás Maduro. Al igual que le ocurre a la protagonista de la película Intensamente, las emociones vienen en combo y las contenciones afectivas se debilitaron por la desconfianza y el miedo inducido desde el poder.
Este 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Desde el año 1992, la Federación Mundial para la Salud Mental tomó la fecha para generar conciencia y difundir información de valor a nivel global sobre este tema. A propósito de este día, Runrun.es consultó con dos psicólogos y varios venezolanos para conocer los efectos en la salud mental tras meses convulsos luego del resultado electoral y el clima de miedo y persecución que se instaló en el país.
Para Ramón Ochoa, psicoanalista, profesor y miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, los resultados del 28 de julio generaron “un efecto directo en el cuerpo y la mente de todos los venezolanos que se sintió y se vivió”.
Paseo emocional
Después de que el Consejo Nacional Electoral anunció que Nicolás Maduro resultó electo para el nuevo período presidencial, César Gómez, en un segundo, pasó de la esperanza a la rabia.
“Siento mucha rabia, yo no voto más nunca, no pierdo más mi tiempo. Aquí todo el mundo sabe lo que pasó y quién ganó las elecciones. Lamentablemente, ya soy de la tercera edad y no tengo ni la fuerza ni el dinero para emigrar, pero si tuviera 15 años menos lo haría sin pensarlo porque esto no va a cambiar”, expresó.
Erickson Laguna percibió la noticia de una manera diferente. “Sentí una profunda tristeza porque yo, que soy un joven aún, no quiero irme de mi país, esperaba un cambio, sin embargo, aunque no es lo que yo quería que pasara, hay que resignarse y seguir hacia adelante”.
Alejandra Díaz sintió frustración. “Yo esperaba con ansias el cambio que Venezuela necesita, yo quería ver cambios en la educación, en el sector laboral y en el sector salud, porque son aspectos que están muy mal”, dijo.
En cambio, Leonides Villarroel, mantiene la esperanza de que “el final está cerca”. Aseguró que aún se siente optimista porque “ella (María Corina Machado) ha hecho mucho por llegar hasta donde está. Tengo fe en que el cambio viene porque no hay vuelta atrás”.
Un silencio que dijo mucho
Para Ramón Ochoa, el silencio que se vivió en distintas partes del país la mañana del lunes 29 de julio fue el primer efecto que dejó el resultado electoral, a su juicio, ese silencio dio paso al distanciamiento y a la angustia.
Yorelis Acosta, psicóloga clínico e investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), afirmó que la población venezolana lleva bastante tiempo afectada por situaciones externas que derivan en alteraciones de la salud física y psicológica, alteraciones en los ciclos de sueño, cambios en patrones conductuales en la alimentación y estados de ánimo.
Acosta comentó que después del 28 de julio se dedicó a observar cómo se sentían las personas y en su análisis pudo determinar que muchos estaban alterados y con incertidumbre, además de no saber gestionar las emociones en escenarios inciertos.
El 28J más allá de lo político
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la salud mental es “un derecho humano fundamental y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico”. Sin embargo, en Venezuela es un tema subestimado e invisibilizado, a pesar de que expertos en el área han advertido que es un problema de salud pública que trasciende y se agiganta.
Ramón Ochoa pudo palpar en su consulta casos de personas afectadas por emociones mal manejadas que ameritaron atención psicológica. Insistió en que el aislamiento, la angustia, el desconcierto, la confusión y el silencio fueron también detonantes para que se tambalearan los vínculos afectivos y el contacto con seres queridos, amigos y vecinos.
“El rechazo y la apatía serían las formas primarias de manifestación de la pérdida de contacto con el otro y de ahí la entrada a otros signos de alarma como la ansiedad, ideas obsesivas, preocupación extrema e ideas de persecución”, dijo.
Que el miedo no paralice
El miedo es otro efecto del 28 de julio y de los días siguientes a la elección presidencial que dejó un saldo de 23 fallecidos y más de 1.800 detenidos según cifras oficiales.
Actualmente, todos los venezolanos, pero sobre todo expertos, periodistas, activistas de derechos humanos y miembros de la sociedad civil, así como familiares de los detenidos encarcelados por protestar, sienten miedo de hablar y expresar lo que está sucediendo por temor a ser arrestados.
Sobre esta emoción, Ochoa aclaró que el miedo es totalmente válido y necesario, pero insistió en que no debe destruir las formas cotidianas de llevar la vida, “no te puede hacer desaparecer como sujeto”, dijo.
De acuerdo con el estudio Psicodata Venezuela, publicado el pasado 2 de julio por la Escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello,el miedo difuso colectivo, la desesperanza, la desconfianza, la ansiedad y depresión, la situación económica y de salud se cuentan como los principales factores que están impactando negativamente en la salud mental de los venezolanos.
“Stop” mental
Para Yorelis Acosta es de suma importancia mantener en estos tiempos hábitos saludables que contribuyan a mantener una buena salud física y mental.
“Debemos cuidar el descanso, hacer alguna actividad física, incluir actividades que nos den calma, cuidar la comunicación, cuidar incluso las relaciones personales, evitar contacto con personas que nos quitan tranquilidad”, recomendó.
Enfatizó que es importante identificar nuestros estados emocionales para hacer correcciones a tiempo.
Explicó que si la persona está atravesando por un estado mental de preocupación, alteración o de agobio, debe procurar hacer cosas que le generen calma para pasar a estados emocionales más saludables.
“Organizar el día, hacer pausas saludables, hacer alguna actividad física como caminar, respirar e incluso contemplar paisajes, son esfuerzos que deben hacerse para vencer los impulsos y no quedarse atrapados en el miedo, la rabia o en la incertidumbre”, sugirió.
La psicóloga indicó que si una persona siente que necesita ayuda, actualmente están apareciendo nuevos servicios de salud mental gratuitos que se describen en la infografía.

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