La España de Luis de la Fuente superó con mucho sufrimiento a Suiza (3-2) gracias a tres goles de tres extremos y confirmó que ganar ya es una rutina para un combinado que desprende buena energía dentro y fuera del verde.
Una buena energía, que como no podía ser de otra forma, quedó patente en los instantes previos al arranque del partido con miles de almas en silencio en un precioso y emotivo minuto de silencio en forma de homenaje a los afectados por la DANA.
En lo deportivo, la roja fluye y los jugadores se entienden casi sin mirarse. Se han generado automatismos y una familia en la que juegue el que juegue, todo funciona. Una gran prueba de ello son jugadores como Pau Cubarsí o Marc Casadó, que a pesar de estar jugando sus primeros partidos como internacionales absolutos parece que lleven toda una vida jugando con los mayores. Una locura lo de los dos futbolistas del FC Barcelona.
El gesto de Morata con Pedri
Todo esta buena vibra se ejemplificó en el minuto 32 de partido cuando Álvaro Morata generó un penalti tras una acción individual con un sombrerito al defensa. El capitán cogió la pelota para tirar la pena máxima. Si lograba marcar igualaba ni más ni menos que al gran Fernando Torres como tercer máximo goleador de la historia. Sin embargo, la grada del Heliodoro, repleta de canarios, empezó a entonar el nombre de Pedri. Querían que lo lanzara el tinerfeño. Dicho y hecho. El capitán demuestra que tiene cero ego. Eso sí, no hubo suerte porque el portero le adivinó las intenciones al mediapunta, que no pudo redondear una noche especial con gol. Sí que cuajó una gran actuación y salió ovacionado.
Los extremos, imparables
Si hay algo que define a la España de Luis de la Fuente es que cuando parece que en el mundo del fútbol el regate y el uno contra uno está en peligro de extinción, la selección se empeña en decir que de eso nada. La actual campeona de Europa, ganó la Eurocopa con Nico Williams brillando por la izquierda y Lamine Yamal haciendo lo propio por la derecha. Los dos con más clase que una escuela y con el atrevimiento propio de quien no le tiene miedo al éxito. Hacen estragos en las defensas rivales.
Ante Suiza, con la baja de Yamal, jugó en un la izquierda el propio Nico y por la derecha Yeremy Pino. Precisamente el canario, uno de los ojos derechos del seleccionador, anotó el primer gol para España al cazar una pelota en el área pequeña tras el penalti fallido de Pedri. También se mostró activo y regateador. Una línea que siguieron más tarde Bryan Gil y Bryan Zaragoza, ambos entrando desde el banquillo.
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El jugador del Girona tiró dos regates en el área antes de marcar el segundo con la zurda. Mientras que Bryan Zaragoza cada vez que recibió la pelota encaró a sus adversarios, con pisaditas, amagues y unos recortes que tal y como él mismo dijo un día: ‘’Eso se tiene o no se tiene y yo lo tengo’’.
Cuando parecía que el partido moría poco a poco con el 2-2 en el marcador, Bryan Zaragoza hizo la de toda la vida en la plaza o el parque del barrio. Cogió la pelota, dejó por el camino a todos los defensores que le salían al paso y finalmente Sierro no tuvo más remedio que pararlo con una clara zancadilla que acabó en penalti.
Era el minuto 90+3’ y Bryan, que revolucionó el partido, ya le había dado a España la opción de ganarlo con un penalti. Pero a los buenos no les basta con eso. Quería tirarlo él. Agarró la pelota como si fuera un tesoro y con la misma convicción con la que encara y tumba rivales transformó el tanto. La España de los extremos sigue caminando con paso firme y mandando avisos a navegantes. Ahora mismo es el rival a batir en el mundo junto a Argentina.
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