Después del 27 de agosto de este año, la vida tuvo un giro para María Costanza Cipriani, su esposo, el abogado Perkins Rocha fue secuestrado por sujetos encapuchados cuando salía de una farmacia en Las Mercedes.
Aunque el asesor jurídico de la líder opositora María Corina Machado sabía que nadie está a salvo en Venezuela, no se imaginaba que iba a ir a parar a una celda de El Helicoide, sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).
“En esta oportunidad soy una rehén junto a él”, dijo Cipriani en La Conversa, espacio semanal de la Alianza Rebelde Investiga (ARI) conformada por Runrun.es, El Pitazo y TalCual.
Cipriani sostuvo que aunque han pasado más de 40 días de la arbitraria detención del abogado, todavía no ha podido verlo.
“Ha sido imposible visitarlo, en poco tiempo se cumple el plazo de 45 días para acusarlo o dejarlo en libertad y ni siquiera hemos podido tener acceso al expediente, se nos ha negado la posibilidad de nombrar una defensa privada y tampoco tengo detalles de su condición de salud”, dijo Cipriani en La Conversa conducida por Víctor Amaya, director de TalCual; César Batiz, director de El Pitazo y Luis Ernesto Blanco, director de Runrun.es.
Cipriani aseguró que hasta ahora nadie le ha explicado por qué no permiten nombrar al abogado Omar Mora Tosta como defensor privado de Rocha.
“Hice la solicitud y ni siquiera me han respondido. Sinceramente no puedo esperar nada de la defensa pública”.
Cipriani aseveró que acude cuatro de siete días a la semana a El Helicoide a llevar comida y medicinas a su esposo.
“El ambiente es terrible y deprimente, yo le dejo la comida y los medicamentos en la puerta y no se qué sucede de allí para dentro, espero que le estén suministrando las medicinas porque Perkins tiene una condición de salud importante”.
Cipriani informó que en 2009, Rocha padeció de un episodio de hidrocefalia que conllevó a que le colocaran una válvula en la cabeza.
“Cualquier golpe, cualquier alteración le puede perjudicar, además tiene que estar monitoreando constantemente la tensión y los niveles de azúcar”.
Para Cipriani es conmovedor ver a tantas personas llegar del interior del país para ver a sus familiares encarcelados.
“De alguna forma me complace ser la voz de quienes no la tienen, porque allí hay mucha gente desamparada y olvidada, porque sus afectos están lejos y no pueden llevarles ni un plato de comida”.
Libertad comprometida
Cipriani indicó que la misma noche del 28 de julio, Rocha dijo que estaba dispuesto a dar su vida por defender la democracia en el país y de alguna forma sabía que su libertad estaba condicionada.
“Sabíamos que era sensible de ser detenido. Se estaba cuidando y en algún momento se resguardó, para el momento de su detención había salido a comprar una medicina en la farmacia, como cualquier otra persona”.
Cipriani dijo que fue una señora quien sirvió de testigo de la detención, porque la farmacia a la que acudió Rocha a finales de agosto no le suministró los videos de las cámaras de seguridad.
“Increible que las cámaras del Farmatodo más grande de Caracas en Las Mercedes no vieron nada en pleno mediodía”.
Cipriani aseguró que tampoco consiguió un neurocirujano en Venezuela que pudiese darle un informe médico de Rocha para entregarlo a las autoridades.
“Tuve que recurrir a uno en Italia. No me estoy inventando una condición médica para que suelten a Perkins”.
Cipriani aseveró que por su puesto ha sentido miedo, pero que trata de apartarlo en función de apoyar a su esposo.
“Me cuido en los límites de lo posible. El miedo está presente, pero no pienso en eso muy seguido. No cuestiono a nadie que trate por todos los medios de sacar a su familiar de prisión porque aquí no se necesita hacer algo para caer en desgracia. Nos apoyamos con la familia y amigos”.
Cipriani indicó que desde la detención de Rocha ha estado en comunicación con organismos internacionales.
“Tengo contacto frecuente con la Misión de Determinación de Hechos y el Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos”.
A propósito de organismos internacionales, Cipriani cuestionó la labor de algunos con presencia en el país.
“Siento una profunda indignación cuando veo a madres de adolescentes presos, hay organismos internacionales que deberían alzar su voz. Me pregunto ¿Qué está haciendo la Unicef? Lo de los niños, niñas y adolescentes detenidos es desgarrador”.
Cipriani indicó que el próximo paso es esperar por la audiencia de presentación donde ratifican o eliminan los cargos contra el abogado.
“Estaré en el tribunal para ver si por lo menos veo de lejos a mi esposo”.
Cipriani aseguró que mientras su hijo Santiago denuncia los atropellos del régimen madurista en el exterior, ella se encarga de hacerlo en Venezuela. “Perkins estaba convencido de que la transición ya arrancó y yo sigo pensando que estamos en ese proceso”.

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