Desde el 26 de agosto, cuando los detenidos en la represión poselectoral fueron trasladados a la cárcel de Tocuyito en el estado Carabobo, sus familiares sólo han podido verlos una vez.
Un nutrido grupo decidió acudir todos los días a los alrededores de la cárcel de Tocuyito, la esperanza ahora, es que les permitan llevarles comida.
Hasta ahora todos van a juicio, ninguno aceptó la propuesta de declararse culpable de terrorismo, a cambio de una sentencia de 27 años sin beneficios.
Los familiares exigen que les permitan llevarles comida a los detenidos, quienes se encuentran desnutridos y en condiciones psicológicas de vulnerabilidad debido a la mala calidad de los alimentos, la mayoría con gusanos, algunos con pelos y casi todos descompuestos.
“Abuela no como porque esa es comida con gusanos. Eso es pellejo molido con gusanos, me ha subido la tensión“, dijo uno de los detenidos.
“Ya que ellos no pueden alimentarlos, ni darles una comida sana, que dejen que nosotros los alimentemos, aunque sea el almuerzo, y llevarles un garrafón de agua, aunque no los veamos. ¿Cuesta mucho hacer eso?”, dijo una de las abuelas de los detenidos.
Todos se quejan de lo mismo en Tocuyito
“Yo veo a mi hijo desnutrido. La comida que le están dando tiene gusanos, está mala. Les dan una arepa chiquita, con queso y gusanos, a las 4:00 de la mañana”, aseguró una de las madres de los aprehendidos luego que el Consejo Nacional Electoral (CNE) declarara a Maduro ganador.
“A un señor le dio un preinfarto”, aseguró una señora, quien endosa el episodio a la mala alimentación y a un cuadro de desnutrición agudo.
“Algunos días solo les dan comida una vez. Hubo un día que no comieron porque estaba tan mala que tuvieron que botarla. El agua es tan sucia que los enferma“, agregar un familiar quien aseguró que la comida traía consigo patas de cucaracha.
Una de las madres dijo que su hijo le pidió con desesperación que lo sacase de la cárcel.
“Me dijo mami sácame de aquí porque me voy a morir de hambre, bebemos agua ya al final del día y contaminada. Pido por lo menos que nos dejen pasarles algo de comida a ellos, porque se van a morir de hambre”.
“Mi esposo pesaba 98 kilos y ahora pesa 65, está demasiado flaco y tiembla“, dijo una mujer.
“Mi hijo está demacrado y como ido. Nosotros los familiares necesitamos ayuda urgente, que nuestros hijos reciban comida e hidratación porque se están muriendo. ¿El día que se nos muera un muchacho quién va a responder?. De inanición también se muere la gente”, indicó otra.
Con información de El Carabobeño

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