Los Espuelazos
La gestión insostenible de tierras áridas, junto con las sequías y el cambio climático, han acelerado la desertificación generando crisis ambientales en varias regiones del mundo y Venezuela no escapa de ellas.
Un informe de la ONG Clima 21 sobre la región semiárida, ubicada en el noroeste de Venezuela a lo largo de la depresión Barquisimeto-Carora, en donde las condiciones ambientales de la zona están determinadas por un clima predominantemente seco y una acentuada irregularidad en las precipitaciones, determinó varias practicas que están acelerando la desertificación del área.
En el estudio “El clamor de los pueblos con sed”, Clima 21 sostiene que la deforestación por extracción de madera utilizada en la producción de carbón, cocuy y artesanías, y la extracción de sílice que afecta los cuerpos de agua, por empresas apoyadas por gobiernos locales, que operan sin consideraciones ambientales, están agravando el deterioro ambiental.
La ONG señala que como consecuencia de la explotación de estos recursos sin criterios ambientales, se están generando daños significativos a la población y graves violaciones a sus derechos humanos.
A continuación los hallazgos más relevantes del informe en cinco claves:
Deforestación: Efectos de la extracción de carbón, la producción de cocuy y la artesanía de madera
Clima 21 indicó que según estudios ambientales realizados previamente, se puede considerar que la deforestación del bosque xerofítico es una de las causas principales de la desertización del semiárido larense.
Afirman que aunque no parece existir cifras oficiales de disminución de la cobertura arbórea en el semiárido larense, el Global Forest Watch estima que en los últimos años se ha producido una disminución importante de la cobertura de bosques en esa zona por el voraz uso de madera para la construcción, elaboración de artesanía, la extracción de leña para cocinar y la elaboración de carbón.
“La pérdida de la cobertura vegetal en zonas áridas
y semiáridas incrementa la susceptibilidad del
suelo a la erosión y la degradación. Igualmente,
modifica el microclima local, al incrementarse las
temperaturas y reducirse del suelo. Además, aumenta
la vulnerabilidad de la zona a desastres naturales
causados por eventos meteorológicos extremos,
como lluvias e inundaciones. También provoca
una disminución de la biodiversidad y reduce la
disponibilidad de recursos naturales esenciales para
la supervivencia de las comunidades humanas”, se lee en el informe.
Producción de carbón vegetal para exportación
El carbón vegetal es un combustible que se produce quemando madera a altas temperaturas y en ausencia de oxígeno.
Clima 21 explica que la producción de carbón vegetal genera graves impactos ambientales provocando deforestación, desertificación y pérdida de biodiversidad. Asimismo, pueden afectar la calidad del suelo, la vegetación y la producción agrícola; además de los efectos nocivos en la salud de quienes trabajan en esta actividad.
Según la ONG, crecimiento de este negocio fue vertiginoso, entre 2022 y 2024 Venezuela exportó briquetas de carbón vegetal a 29 países, por un valor de 9,8 millones de dólares. Se espera que para 2025 el carbón pueda mover algo más de 70 millones de toneladas.
El informe señala que grupos ambientalistas del estado Lara han denunciado que en diferentes zonas del semiárido larense se ha perdido entre el 60 y el 70% de la cobertura original y que han talado el 80% de los árboles que había en el lugar, afectando unas 500.000 hectáreas del bosque xerófilo de Lara.
Producción de cocuy
Otro tema que está afectando al semiárido de Lara es lla producción a escala mundial del cocuy, bebida alcohólica tradicional de Venezuela obtenida a partir del procesamiento de tallos (cormos) de la planta Agave cocui.
En los últimos años, el gobierno nacional y estadal, en colaboración con el sector privado, han impulsado la industrialización de la producción de cocuy con fines de exportación asegurando que el cocuy está siendo producido bajo estándares de sostenibilidad ambiental.
Sin embargo, la producción de cocuy se basa en el uso de leña, principalmente madera de cují como combustible en las fases de cocción y destilación de la bebida. Esta práctica puede incidir en la pérdida de suelo y la degradación de la cobertura vegetal113 factores que inciden en la aceleración de la desertificación.
“Testimonios de investigadores y ambientalistas locales mostraron dudas sobre las afirmaciones realizadas sobre la sostenibilidad de la producción industrial de cocuy. Desafortunadamente no parecen existir evaluaciones independientes del posible impacto de esta producción sobre los bosques del semiárido larense”, se lee en el estudio realizado por Clima 21.
Artesanía de madera
A partir de la primera década del 2000, el Estado venezolano promovió el desarrollo de la artesanía de tallas de madera en la región.
Esta actividad no contó con consideraciones ambientales, lo que provocó una disminución importante de las poblaciones de las especies arbóreas más usadas en el trabajo artesanal.
Por tal razón los artesanos comenzaron a depender de la madera extraída en municipios e incluso de fuera del estado.
Minería de materiales no metálicos
Clima 21 explica que la minería no metálica es la extracción de materiales o minerales que no tienen propiedades metálicas, como arena, arcilla, grava, piedra caliza, yeso, sal común, entre otros.
Este tipo de actividades, señala la organización, puede generar importantes impactos ambientales y sociales si no están soportadas en planes de gestión ambiental que promuevan un desempeño ambiental sostenible en el desarrollo de los proyectos.
La ONG indicó que algunas de las consecuencias de la minería de estos elementos no metálicos son la afectación de las cuencas y fuentes de agua locales; degradación de los suelos; emisión de polvos y partículas; pérdida de la biodiversidad; generación de ruidos y el deterioro de paisajes.
La organización aclara que aunque la extracción de minerales no metálicos en el estado Lara se remonta a épocas antiguas, fue a partir del año 2017 que comenzaron a ocurrir protestas por el inicio de la extracción de sílice en el cerro El Plan ubicado en el sector Los Quediches, Municipio Torres. Las denuncias apuntaban a que las actividades mineras afectarían las nacientes de agua y quebradas, la biodiversidad local e incluso pondría en peligro el Embalse Los Quediches.
Llamado de emergencia
Clima 21 señala que ante estas situaciones el Estado venezolano está incumpliendo con sus obligaciones en materia de conservación del ambiente, protección de la ciudadanía y defensa de sus derechos humanos.
Asegura que en el caso específico del semiárido larense, se observa una actitud contradictoria, pues si bien cumple con las formalidades establecidas en convenios internacionales, en la práctica actúa como promotor y ejecutor de actividades de extracción no sostenible de recursos naturales, sin ejercer el control necesario para mitigar el deterioro ambiental.
Exhortan a las autoridades competentes a prevenir e implementar medidas que promuevan la salvaguarda de los derechos humanos como consecuencia del deterioro ambiental. También a declarar una emergencia en la zona, eliminar el extractivismo de la política económica del Estado y actualizar e implementar el Plan Nacional contra la Desertificación y la Sequía, además de adelantar investigaciones judiciales para establecer si se han cometido delitos ambientales en la zona.
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