Probablemente alguno se vea tentado a mencionar el dichoso duelo copero de Alicante del jueves para explicar el bajo nivel ofrecido por la Real en San Mamés. Pero nada más lejos de la realidad. Y en caso de que hubiese afectado, habría sido por decisión del entrenador, que alineó a dos jugadores que fueron titulares allí teniendo opciones más frescas. Como dijo Imanol, “no hay excusas, hay que adaptarse”. Pero la Real volvió a estar lejísimos de adaptarse a lo que es un derbi en San Mamés.
Los txuri urdin llevan cuatro derrotas consecutivas en Bilbao con cuatro actuaciones indecentes, indignas de un equipo europeo que afronta el encuentro más especial de la temporada. En las otras tres derrotas el Athletic fue mucho mejor, aportando fútbol, energía y eficacia, pero es que en esta ni siquiera necesitó sacar su mejor versión para ganar y maniatar a la Real en los tramos en los que los realistas ofrecían ligeros síntomas de estar mejor que ellos, que no significa que estuvieran bien.
Se empiezan a repetir, además, problemas de ataque en esta Real. Y ojo, el matiz es importante. Gol no hay, es evidente, y como repite un clásico radiofónico guipuzcoano, la Real lleva demasiado sin un ‘9’. El problema que empieza a repetirse es el de generación, algo impensable viendo el supuesto talento de la plantilla. No hubo ni rastro de la Real que ganó al Barça. En esta temporada de transición hacia el nuevo libro se podría entender una falta de solidez como la del inicio de curso, pero lo que no cuadra es la falta constante de fútbol ofensivo, veloz, salvo en los días de total inspiración de sus extremos, en los que recae demasiada responsabilidad.
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