Han pasado 13 años y medio, tiempo suficiente para confesar el delito como si ya hubiera prescrito. De hecho, prescribió aquella misma noche porque en el mundo del fútbol los resultados no se cambian tras el pitido final del árbitro pase lo que pase en el césped, por desastrosa que haya sido la actuación del colegiado. Pero reconocerlo en ese momento le debía dar cierta vergüenza y a buen seguro que le habría costado una reprimenda de Jose Mourinho.
Se trata de una época y, más concretamente, de un partido: la final de la Copa del Rey que el Real Madrid de José Mourinho ganó 0-1 al Barça de Pep Guardiola en Mestalla el 20 de abril de 2011 con un arbitraje calamitoso y permisivo del navarro Alberto Undiano Mallenco, que anuló un gol de Pedro por un fuera de juego que nunca se demostró y, especialmente, porque permitió todo tipo de entradas violentas, pisotones sin balón y lo que fuese necesario de los Pepe, Arbeloa, Ramos, un Xabi Alonso abducido por el entrenador portugués y hasta un Di María que aquel día sumó el reparto de golpes a sus clásicos piscinazos. Precisamente, el extremo argentino, expulsado en el minuto 120 de la final por doble amarilla tras asistir a Cristiano Ronaldo en el 102′, es el que ha decidido ahora confesar aquella ofensa al fútbol.
Pisotón sin balón de Arbelo a Villa en aquel Barça-Real Madrid
«La única manera de ganarle a ese Barcelona era pegando, metiendo y corriendo más que ellos. Y eso llevó de alguna manera a que se caguen a piñas dentro de la cancha. Por momentos tenía miedo que lo lesionen al ‘Enano’, me preocupaba más por que no le pase nada que por otra cosa”, recordó este lunes el ‘Fideo’, hoy en el Benfica, en una conversación con el periodista Juan Pablo Varsky en ‘Clank’, su canal de YouTube. Su preocupó por su amigo Leo Messi, enemigo número de 1 de su entrenador.
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«El partido en Mestalla fue durísimo, esa final era patada y patada. En un momento le tuve que pegar una patada a Leo, que se nos iba de contra. Lo levanté y le dije “perdón enano, pero si no te bajaba nos podían hacer el gol». No me quedaba otra opción. Era jugar de esa manera, era imposible de parar”, añadió Di María, que en aquella época sufrió la superioridad del Barça, como el 5-0 liguero del 29 de noviembre de 2010 o, sólo una semana después del reparto de ‘trompadas’ en Mestalla, el inicio del KO en la semifinal de la Champions League 2010-11 con el 0-2 en la ida en el Bernabéu.
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