La clave de bóveda es una pieza más de las que forman un arco o una cúpula. Pero instalada en su parte central, es fundamental para sostener el peso de la construcción, que a menudo alcanza varias toneladas; sin ella, todo se vendría abajo.
En fútbol, esas claves de bóveda no suelen ser los jugadores que más brillan o mejores estadísticas firman. Lo son alguno de los ‘otros’, esos que sostienen a sus equipos dándoles equilibrio, marcando el compás del juego, acelerándolo o pausándolo en función del desarrollo de los partidos. Y sabiendo en cada momento cuál es la mejor opción para el equipo: atacar por una banda o por la otra, dormir el partido en busca de la mejor ocasión, intuir el pase del rival para abortar una clara ocasión…
Toni Kroos era la clave de bóveda del Real Madrid las últimas temporadas. Su retirada al término de la pasada campaña no podía tener otras consecuencias que este derrumbe futbolístico del cuadro blanco. Sin su compás no hay equilibrio ni fútbol en el centro del campo merengue, donde los 39 años de Luka Modric tampoco bastan ya para insuflar oxígeno al maltrecho organismo madridista.
Aumentar la nómina de cracks con la llegada de Mbappé está bien, pero encontrar un recambio de garantías (si existe, que esa es otra) a un jugador como el alemán era indispensable. Y ahí patinó la secretaría técnica (?) del cuadro de Chamartín. Para qué vamos a buscar, si con Mbappé, Vinicius, Rodrygo y compañía lo vamos a ganar todo, debieron de pensar en sus dependencias. Opinión, por cierto, que compartían muchos aficionados de los eternos rivales del cuadro blanco, olvidando que el fútbol es grande precisamente porque nada está escrito antes de que el balón eche a rodar.
El del Real Madrid es un caso muy parecido al del Manchester City, que sin Rodri (el Balón de Oro que en la 2023-24 sólo perdió un partido de los 50 que disputó) no es, ni de lejos, el bloque arrollador de sus mejores tiempos. Otro tipo, el internacional español, que no brilla, que no se lleva las portadas, pero que siempre está cuando se le necesita. Sin él, todo se viene abajo, o amenaza con hacerlo.
Son jugadores insustituibles, indispensables, claves. Futbolistas sobre los que pivota todo el fútbol de un equipo. O Carlo Ancelotti se saca de la chistera una solución mágica o este Madrid deambulará toda la temporada con un fútbol tan rácano como el exhibido en ese doble y seguido compromiso ante Barça y Milan en el Bernabéu saldado con un escandaloso 1-7 en contra. Y el ‘1’, de penalti.
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